sábado, 31 de mayo de 2014

La historia de Luz María




Luz María tiene grabada en su memoria la fecha exacta en la que aterrizó en Phoenix: un caluroso- me atrevo a aventurar- 3 de Junio de 1996. Ese día dejaba atrás su vida en México D.F. y su carrera en Tecnología para comenzar una nueva en Phoenix, con su marido y su hija de solo pocos meses. El motivo fue una oportunidad de trabajo que le ofrecieron a su esposo, pero fue ella, que es muy aventurera y amante de los retos, quien le animó a aceptarla.

Recuerda esta decisión como algo trascendental en su vida; el cambio fue muy drástico y aunque al día de hoy puede afirmar que está integrada a la cultura americana, al principio le costó desenvolverse con los pequeños obstáculos que ofrece el día a día. Pero Luz María es una de esas mujeres que le han ganado el pulso a la nostalgia, en parte, porque  tiene oportunidad de viajar con frecuencia a México y especialmente a su ciudad natal.

Al principio, Luz María decidió dedicarse mayormente al cuidado de su hija, con la que al día de hoy mantiene una estrecha relación. "No me arrepiento de haberle dedicado gran parte de mi tiempo durante sus primeros años de vida, realmente los disfruté mucho" me cuenta con ese brillo en los ojos que solo existe cuando una madre habla de una hija.

Su relación con Interlingua fue provocada por una combinación de casualidades que cambiarían el rumbo de su vida para siempre; Luz María pensó que Interlingua era parte de una compañía  muy conocida que existe en México con el mismo nombre y entró a la oficina guiada por la curiosidad. Desde entonces forma parte de la escuela y se ha convertido en un pilar fundamental y en una profesora muy querida tanto por estudiantes como por profesores.

 Aunque la educación no tenía nada que ver con la profesión que ejercía en México D.F, le apasiona su trabajo y ha estudiado algunas asignaturas de Lingüística y Literatura Hispanoamericana en ASU. "Lo mejor de Interlingua es que tengo flexibilidad de horario, que convivo con gente muy interesante cada día y que me permite viajar" Esto último, algo imprescindible para ella, aventurera de corazón y una mujer con gran curiosidad por el mundo.

Luz María tiene un acento casi imperceptible, suave y claro, muy diferente del que se acostumbra escuchar en Arizona o incluso diferente al de otros profesores de Interlingua que provienen de su país. Cuesta identificar de dónde es. Luz María me explica  que en México, dependiendo de la zona, puedes encontrar acentos diferentes y  que incluso estos varían de una familia a otra." Aquí en Arizona, se habla el español del South West, que tiene parte de lo que llamamos Spanglish por su contacto con el inglés. El español es un idioma hablado en las casas, sin mucha formación académica, por lo que en ocasiones el vocabulario es muy escaso y se tienen que rellenar los huecos con palabras que provienen del inglés".

También augura que dentro de algunos años el Spanglish se convertirá en un dialecto con su propio diccionario y con estructura propia. "Yo hablo el español universal porque creo que es importante que cuando mis estudiantes viajen tengan la habilidad de comunicarse en cualquier lugar donde se hable español, pero comprendo que las lenguas cambian según la influencia de las zonas geográficas". Sin embargo, una de las cosas que más le llamó la atención cuando llegó a Arizona fue "el uso incorrecto del español en los medios de comunicación de habla hispana, aunque esto ha mejorado ahora". Las dos estamos de acuerdo con que aún queda un largo camino por recorrer hasta que el español logre ocupar la posición que tendría que tener en un estado como Arizona, y sea estudiado en las escuelas con la seriedad que se merece.

Si los profesores de Interlingua son para los estudiantes un puente de conexión no solo con lenguaje sino también con la forma de pensar de los hispanohablantes, para Luz María sus estudiantes fueron el suyo. A través de ellos pudo comprender mejor la cultura americana, la forma de pensar y de expresarse, y también su lenguaje, tan diferente al nuestro en muchos aspectos. ”El inglés es muy breve y conciso, expresa sin rodeos lo que quieres decir, en cambio nosotros, decimos mil cosas para expresar una idea".  Y es que  el español se habla con el corazón, es un idioma muy poético. Como les suele decir Luz María a sus estudiantes "nosotros somos medio poetas".


por Lidia Fernández Walter




















La historia de Carlos



Carlos Urtubey es el artista de Interlingua; canta, toca la guitarra, el piano, la harmónica, el charango y además ha actuado en dos películas. Carlos trabajó en muchas compañías diferentes, hasta que un día decidió dejar todo por su gran pasión: la música. Además de ser profesor en Interlingua, actualmente estudia Musicoterapia en ASU y su objetivo es  ayudar a la gente a sentirse mejor  a través de la música.


Naciste en Nueva York, de padre argentino y madre colombiana. ¿En qué idioma piensas?

En los dos, español e inglés,  porque los dos son mis lenguas maternas. En la casa hablaba en español con mis padres pero todo lo demás era en inglés; la televisión, la calle y el colegio. Pienso en un lenguaje o en otro depende del pensamiento, del lugar y del momento. Los recuerdos son en inglés o en español dependiendo del idioma en el que haya vivido la experiencia. Por eso hay ciertos recuerdos de mi vida que están en español y otros en inglés. Es muy curioso.

¿Te consideras argentino, colombiano o americano?

Americano y colombiano porque viví en Estados Unidos y en Colombia en épocas importantes de mi vida, en Argentina no viví nunca.  De los 9 a los 19 y de los 22 a los 28 viví en Colombia. Me identifico más como latino porque viví cosas más significativas en español, y también porque soy más pasional. Aunque los años post adolescencia en Estados Unidos, cuando volví a los 19, también fueron muy significativos; conocí gente muy interesante y aprendí muchas cosas durante ese tiempo.

¿Cuándo conociste a Yolima?

La segunda semana de Mayo del 83, hace exactamente 31 años, en Ibagué,  Colombia. Fui a visitar a mi hermana y Yolima era amiga de ella en aquella época. Nos juntábamos los tres y cantábamos, nos llevábamos bien, pero fue después, cuando ella regresó a Bogotá cuando se destapó todo...¡y desde entonces hasta ahora juntos!

¿Siempre has sido profesor?

Cuando vivía en Colombia daba clases de inglés y también trabajé  vendiendo enciclopedias  Salvat. En Estados Unidos  estuve en compañías diferentes: vendiendo seguros de salud,  en un banco y en una compañía de teléfonos, entre otros. También trabajé en McDonald’s, donde llegué a ser gerente menor y ese fue el motivo por el que nos vinimos a Phoenix en el 93. Pero lo dejé, porque no me gustaba, se volvió muy pesado.  Después estuve en el banco y en la compañía de teléfonos.  Pero nada me apasionaba lo suficiente. Y lo dejé para ponerme  estudiar Musicoterapia en ASU, porque lo que me gustaría es usar la música para ayudar a la gente a sentirse mejor. Aparte de estudiar también imparto clases de español en Interlingua, principalmente a niños. Lo que más me gusta de esta escuela es la experiencia que ofrece, porque te enseña la cultura.  Uno puede aprender un idioma pero debe hilarlo con las experiencias porque tiene más significado.


¿Te gusta más enseñar a niños?

Sí, me fascinan,  posiblemente porque para trabajar con niños se necesita cierta energía. Con los niños empleo mucho el lenguaje corporal, los gestos. Me considero una persona muy enérgica y por eso tengo muy buena conexión con ellos aunque de vez en cuando también me gusta trabajar con adultos para compensar.

¿Entonces es la música tu pasión en la vida?

La música, el cine y el teatro.  Desde los 13 años he estado en grupos de música. Si yo pudiera hacer 24 horas música, la haría. Mis instrumentos son la voz, las harmónicas, la guitarra, el piano, el charango…mi objetivo es desarrollarme como un terapista, y hacer cine y teatro, pero lo de la música y el teatro lo llevo en los genes. Por el lado de mi padre hubo mucho artista,  el tío de mi padre fue un actor  más o menos famoso en Inglaterra en los años 50; John Justin. Se había cambiado el nombre de Juan Justiniano. Otro hermano de mi abuela era compositor, y ella fue una pianista famosa, tocó internacionalmente. Lo curioso es que ninguna de mis hijas lo heredaron, aunque Natalia un poco, es muy buena actriz, muy natural y llegó a tocar 4 instrumentos pero nunca le interesó lo suficiente para hacer de ello una vida o una pasión; no le mata la música como a un músico, como a mí.

Háblame de tu experiencia con el cine

Hice dos peliculas, una es “El sueño” de Daniel Tantaleán  y “Pandemic” de la BBC. Siempre tuve una pasión por ver películas. Me conecté con una agente de talento en el 2004. Desde entonces, he tenido algo de éxito en comerciales de TV, y me aceptaron en las dos películas mencionadas.   Lo hago principalmente porque me gusta. Y es rico que uno sea reconocido por el trabajo que una ha hecho. Desgraciadamente, los aplausos no pagan la comida.

¿Quiénes son tus ídolos?

Es difícil quedarse con uno, dependería de la época, quizá Robert de Niro como actor y Mozart como músico, pero no sé. En cuanto a las personas que más han influido en mi vida son las mujeres: mi mamá, Yolima y mis tres hijas. También mi tío y mi papá por la música pero más por lo genético que por la interacción. Son las mujeres, especialmente mi madre, las que me han aportado una forma de pensar que no es típicamente masculina, mi madre nos crió sin roles: yo hacía ropa a mis muñecos y aprendí a cocinar, en cambio mi hermana no. Ella me aportó una perspectiva diferente del mundo.
Defínete en tres palabras:

Energético, creativo y loco; con ese grado de locura que tienen que tener todos los artistas.

¿Cómo será Carlos dentro de 10 años?

Igual de energético, de creativo y de loco.

¿Qué es el español para tí?

Es una forma de vida, define tantas ramas de artes, pensamientos, de etnias y de acentos, de un movimiento humano muy especial.

El español en Arizona es...

…algo que debe seguirse fomentando y desarrollando como parte de la cultura de esta parte del país.


por Lidia Fernández Walter



















viernes, 16 de mayo de 2014

Breve historia del tango




Carlos Gardel,uno de los principales representantes del género en la historia del tango y padre del tango canción


Dijo el gran Enrique Discépolo, que el tango es "un pensamiento triste que se baila". Para Alejandra Sabena, una de las bailarinas más reconocidas en nuestros días, el tango es como la vida, en el tienen cabida todos los sentimientos. Y se baila tal y como se vive una vida. Mirándola de frente, erguido, y dejándote llevar, flexible a cada movimiento, pendientes de cada paso, cual bailarines...

Todavía hoy, en alguna tertulias tangueras, se discute apasionadamente sobre los orígenes de este arte, que nació primero como baile que como música, gestado por la necesidad de una sociedad que no encontraba su sitio y pedía a gritos un medio de expresión para poder exteriorizar sus sentimientos de soledad.

El deseo de compartir, de poder hablar sin pronunciar palabra, de sentir que alguien te entiende con solo un abrazo, fueron los causantes de la aparición de uno de los bailes más sensuales y pasionales de la historia, el retrato perfecto de la melancolía de una clase social; el tango.

Aunque sobre su origen exacto existen muchas  discusiones, está generalmente aceptado que nació en Buenos Aires al final del siglo XIX, o mejor dicho, a orillas del Río de la Plata, para compartir su paternidad con los uruguayos y quedar todos contentos.

El tango nace entre habaneras, polkas, mazurcas  vals y el candombe y se dice que fue hijo del trasiego mercantil entre los puertos de La Habana y Buenos Aires, de las idas y venidas de unos y de otros, de la esencia de una poblaciٕón que era de todas partes menos de aquella.

En sus inicios no existía el bandoneón, uno de sus instrumentos más característicos a día de hoy, incluso en la ausencia del violín, la guitarra o la flauta, se improvisaba con un peine convertido en instrumento de viento, un papel de fumar y un soplador para marcar el ritmo. El origen de su nombre no tiene una respuesta clara, o mejor dicho tiene miles y ninguna totalmente certera.

Se dice que nació y creció en lupanares, en lugares marginales y que lo bailaban señoritas de poca clase que añadieron al baile una expresión corporal provocadora, obscena y demasiado explícita. Asistían a los burdeles todo tipo de hombres que olvidaban su clase social al ritmo de aquella música y solo la recuperaban al terminar la noche. El tango no entendía de condiciones.

Los viajes de  estos hombres a París, ciudad desprejuiciada y plural, donde el baile, después del dinero, era lo que más importancia tenía sin importar su extracción social, condujo al tango al éxito. Los habitantes de la Ciudad de las Luces enloquecieron con este baile. Los elegantes salones de París se abrieron y empezó a ser bailado por señoritas distinguidas y caballeros refinados.Y aunque surgieron detractores que lo tacharon de indecoroso y obsceno por lo sensual de sus movimientos, como el Papa Pio X o el Káiser aleman, quien lo prohibió a los militares, ya era demasiado tarde para detenerlo: el tango había enamorado  y lo hacía para siempre.

por Lidia Fernández 





domingo, 4 de mayo de 2014

La historia de Laurie Rosales




A Laurie Rosales le gusta ayudar y se ha pasado media vida haciéndolo. Siempre está pensando en la manera de echar una mano sin ninguna condición y sin importar a quién. Quizá eso fue lo que le empujó a tomar decisiones como estudiar Trabajo Social, trabajar en una prisión y ahora a perfeccionar su español en Interlingua. Aunque hay que mencionar que llegó a la escuela con un buen dominio del idioma, sabe que es de vital importancia para comunicarse, y en cierta ocasión, incluso hasta para salvar una vida.

Cuál es la historia de Laurie?
Nací en Mexico D.F pero mis padres se vinieron a los Estados Unidos cuando yo era muy pequeña. Primero viví en Illinois y luego en Oregon, donde crecí. Mi primer lenguaje fue el español pero lo perdí porque en la escuela le dijeron a mis padres que era mejor no enseñarme español y centrarme en el inglés y mis padres no querían que el español afectase a mi rendimiento escolar, por lo que nunca me enseñaron de manera oficial. Entonces, aunque  crecí escuchando español,  nunca llegué a hablarlo ni a escribirlo. En 1997 me mudé a Arizona porque quería estar cerca de mi familia de México y de mi familia de Oregon, y este estado estaba relativamente cerca de los dos lugares; podía viajar fácilmente a uno y a otro.

Aprendió el español en la calle?
Más o menos, sobre el año 2000 fui voluntaria en la frontera, en el Centro de Ayuda de Familiares, ayudaba a las personas deportadas que no tenían un lugar para quedarse ni tenían adonde ir. Yo les atendía, les ofrecía apoyo, ahora es diferente pero por aquel entonces funcionaba así. Allí escuchaba hablar español todo el tiempo y no me quedó otro remedio que empezar a hablarlo para poder comunicarme con ellos, allí aprendí mucho.

En qué consiste su trabajo?
Trabajé en diferentes ámbitos; en un hospital, en una escuela y ahora trabajo en una prisión. Todo fue completamente diferente, pero siempre intento ayudar a las personas en cada paso que dan y en cada etapa que terminan para comenzar otra, que siempre es difícil, por muy feliz que se presente la nueva. Los cambios siempre lo son. Yo le doy mi apoyo a un enfermo al que se le está acabando la vida, intento satisfacer sus necesidades básicas como también lo hago con un niño que pasa de una etapa a otra, que aunque feliz, será difícil y necesitará apoyo. Ahora en prisiٕón ayudo a los prisioneros a calmar el estrés y a que intenten planear metas en la vida, encontrar un propósito a su existencia. Intento evitar que se pasen el días dormidos, dando todo por perdido porque todos tenemos derecho a una segunda oportunidad en la vida. Yo trato  a todas las personas por igual, no importa quienes sean o lo que hayan hecho.

Me recuerda usted a Mafalda. Si pudiera también arreglaría el mundo...
Yo también preguntaba muchas cosas cuando era pequeña, porque no las comprendía. Recuerdo un Domingo que en Oregon amaneció nevando mucho y no pude ir a la iglesia. Al Domingo siguiente el cura me dijo que no ir a la Iglesia era pecado y que podía ir al infierno. Entonces yo le dije que cómo era posible, que aquello era injusto. Al cura no le gustó que le dijese aquello.Siempre pienso que cuando llegue mi momento, lo último que diré será :Por qué?

Cómo es de importante el español en su día a día?
Muy importante, en prisión trato con muchas personas que no saben inglés y si quiero comunicarme con ellos, ayudarles a disminuir su estrés, construir una comunicación y resolver sus problemas, es bastante importante hablar en su idioma. Creo que el español en Arizona es imprescindible, algunas veces saber hablarlo es una cuestión de vida o muerte, como por ejemplo cuando trabajas en un hospital y tienes que actuar rápidamente y no hay tiempo para intérpretes o para confusiones. Sería perfecto si todos fueramos bilingües, nos ayudaría a entendernos mejor, a destruir barreras y a solucionar muchos problemas. En la parte personal, el español es para mí muy importante porque me ayuda a conectarme con mi pasado, con mis raíces. Creo que esto último es lo más importante de todo y convierte al español en algo esencial en mi vida.

por Lidia Fernández Walter